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ANTIGUOS NAVEGANTES...

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Poeta en Nueva York (1929 - 1930)

Poeta en Nueva York (1929 - 1930)
Lorca, "Autorretrato", "Poeta en NUEVA YORK"

lunes, 2 de febrero de 2009

HORA ABSURDA / VIDEO SOBRE PESSOA





HORA ABSURDA




Tu silencio es una nave con todas las velas llenas
Blandas, Las brisas juegan en las flámulas, tu sonrisa
Y tu sonrisa en tu silencio es las escaleras y las andas
Con que me finjo más alto y al pie de cualquier paraíso

Mi corazón es una ánfora que cae y que se parte
Tu silencio lo recoge y lo guarda, partido, a un rincón
Mi idea de ti es un cadáver que el mar trae a la playa, y entre tanto
Tu eres la tela irreal en que yerro en color a mi arte

Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
Que tenemos de que un humo perfuma de ocio los salones
Mi alma es una caverna henchida por la marea alta
Y mi idea de soñarte, una caravana de histriones

Llueve oro bazo, pero no allá afuera... Es en mí... Soy la Hora
Y la Hora es de asombros y toda ella escombros de ella
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora
En mi cielo interior nunca hubo una única estrella

Hoy el cielo es pesado como la idea de nunca llegar a un puerto
La lluvia menuda es vacía... La Hora sabe al haber sido...
¡No haber cualquier cosa como lechos para las naves!... Absorto
En separarse de sí, tu mirar es una plaga sin sentido....

Todas mis horas son hechas de jaspe negro
Mis ansias todas talladas en un mármol que no existe
No es alegría ni dolor este dolor con que me alegro
Y mi bondad inversa no es ni buena ni mala...

Los haces de los lictores se abrieron a la vera de los caminos...
Los pendones de las victorias medievales ni llegaron a las cruzadas...
Pusieron infolios útiles entre las piedras de las barricadas
Y la hierba creció en las vías férreas con visos dañinos...

¡Ah, como es vieja esta hora!... ¡Y todas las naves partieron!
En la playa solo un cabo muerto y unos restos de vela hablan
De Lejos, de las horas del Sur, de donde nuestros sueños sacan
Aquella angustia de soñar más, que incluso para sí callan...

El palacio está en ruinas... Duele ver en el parque el abandono
De la fuente sin surtidor... Nadie yergue la vista del camino
Y siente saudade de sí ante aquel lugar-otoño...
Este paisaje es un manuscrito con la frase más bella cortada...

La loca partió todos los candelabros glabros
Manchó de humano el lago con cartas rasgadas, muchas....
Y mi alma es aquella luz que no habrá más en los candelabros...
¿Y qué quieren hacia el lago aciago mis ansias, brisas fortuitas?...

¿Por qué me aflijo y me enfermo?... Se acuestan desnudas al luar
Todas las ninfas… Veo el sol y ya habían partido
Tu silencio que me arrulla es la idea de naufragar,
Y la idea de tu voz sonar la lira de un Apolo fingido...

Ya no hay colas de pavos todas ojos en los jardines de otrora...
Las propias sombras están más tristes… Todavía
Hay rastros de vestes de ayas (parece) en el suelo, y todavía llora
Un como eco de pasos por la alameda que, heme aquí, acaba…

Todos los ocasos se fundieron en mi alma…
Los pastos de todos los prados fueron frescos bajo mis pies fríos...
Se secó en tu mirar la idea de juzgarte calma
Y que yo vea eso en ti, es un puerto sin navíos…

Se irguieron a un tiempo todos los remos… por el oro de las siembras
Pasó una saudade de no ser el mar… En frente
A mi trono de aislamiento hay gestos con piedras raras…
Mi alma es una lámpara que se apagó y todavía está caliente…

¡Ah, y tu silencio es un perfil de cúspide al sol!
Todas las princesas sintieron el seno oprimido…
De la última ventana del castillo sólo un girasol
Se ve, y el soñar que hay otros pone brumas en nuestro sentido…

¡Sernos, y no sernos más!… ¡Oh, leones nacidos en la jaula!
Repique de sinos para más allá, en el Otro Valle... ¿Cerca?
Arde el colegio y un niño quedó encerrado en el aula…
¿Porqué no ha de ser el Norte el Sur?… ¿Qué está descubierto?

Y yo deliro… De repente me pauso en lo que pienso… Me fijo en ti…
Y tu silencio es una ceguera mía… Te fijo y sueño…
Hay cosas rojas y cobrizas en el modo como te medito,
Y tu idea sabe a recuerdo de un sabor del horror...

¿Para qué el no tener por ti desprecio? ¿Por que no perderlo?…
Ah, deja que yo te ignore… Tu silencio es un abanico—
Un abanico cerrado, un abanico que abierto sería tan bello, tan bello,
Pero más bello es no abrirlo, para que la Hora no peque…

Enfriaron las manos cruzadas sobre todos los pechos…
Marchitaron más flores de las que había en el jardín…
Mi amarte es una catedral de silencios elegidos…
Y mis sueños una escalera sin principio, pero con fin…

Alguien va a entrar por la puerta… Se siente el aire sonreír…
Tejedoras viudas gozan las mortajas de vírgenes que tejen…
Ah, tu tedio es una estatua de mujer que ha de venir…
El perfume que los crisantemos tendrían, si lo tuviesen…

Es preciso destruir el propósito de todos los puentes,
Vestir de aislamiento los paisajes de todas las tierras,
Enderezar a fuerza la curva de los horizontes
Y gemir por tener que vivir, con un ruido brusco de sierras…

¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen !
Saber que continuará habiendo el mismo mundo mañana —cómo nos desalegra!
Que mi oír tu silencio no deje nubes que entristezcan
Tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra…

Suave como tener madre y hermanas, la tarde rica desciende…
No llueve ya, y el vasto cielo es una gran sonrisa imperfecta…
Mi conciencia de tener conciencia de ti es una oración,
Y mi saberte al sonreír es una flor marchita a mi pecho…

¡Ah, si fuésemos dos figuras en un longincuo vitral!…
¡Ah, si fuésemos los dos colores de una bandera de gloria!…
Estatua acéfala puesta a un rincón, polvorienta pila bautismal,
Pendón de vencidos teniendo escrito al centro este lema
—¡Victoria!

¿Y qué es lo que me tortura?… Si incluso tu faz calma
Sólo me llena de tedios y de opios de ocios terribles…
No sé… Soy un loco que extraña a su propia alma…
Fui amado en efigie, en un país para mas allá de los sueños...



DE ÁLVARO CAMPOS


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Apontamiento— Apunte




Mi alma se partió como una ánfora vacía.
Cayó por la escalera demasiado abajo.
Cayó de las manos de la criada descuidada.
Cayó, en más pedazos se hizo que loza había en la ánfora

¿Tontería? ¿Imposible? ¡Qué sé yo!
Tengo más sensaciones de las que tenía cuando me sentía yo.
Soy un esparcimiento de trozos sobre una estera por sacudir.

Hice barullo en la caída como una ánfora que se partía.
Los dioses presentes se asoman en la baranda de la escalera.
Y contemplan los trozos que la criada de ellos hizo de mí.

No se enojan con ella.
Son tolerantes con ella.
¿Qué era yo, una ánfora vacía?

Miran los trozos absurdamente conscientes
Mas conscientes de sí mismos, no conscientes de ellos.

Miran y sonríen.
Sonríen tolerantes a la criada involuntaria.

Se expande la monumental escalera alfombrada de estrellas.
Un trozo brilla, venido del exterior vidriado, entre los astros.
¿Mi obra? ¿Mi alma principal? ¿Mi vida?
Un trozo.
Y los dioses lo miran especialmente, pues no saben porqué se quedó allí.





Poemas de Fernando Pessoa y Álvaro Campos
Traducido por David Villagrán

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